A lo lejos, a la velocidad del espacio/tiempo

con su eco misterioso de acompasado silencio

las distantes galaxias siguen explotando

en la profunda oscuridad del universo.

La Tierra flotando en la gravedad de su enigma

se quema y se ahoga sostenida por sí misma.

Los animales desnudos rugen de furia inquieta,

los humanos, disfrazados, tratan de huir a un lejano planeta.

Los océanos, plastificados de progresos mundanos,

se han vuelto anegados de deshechos ciudadanos.

La Naturaleza, saltándose fronteras morales,

recupera a pasos agigantados sus raíces ancestrales.

Los frescos y transparentes ríos de cascadas jugosas

se enredan con los encrespados mares de profundas fosas.

Los valles, hundidos ante sus montañas elevadas,

se levantan en destructores volcanes de fuego y lava.

Las flores se marchitan en los ataúdes llorados,

y la cosecha, en los campos, las ha abandonado.

Todos se esconden en la gloria de su momento,

Mientras la eternidad muere asesinada por el tiempo.

Ya no hay ni risas, ni llantos, ni triunfos, ni fracasos,

solo la amarga soledad del infinito retraso.

El viento levanta al aire las trágicas noticias

en las calles desiertas, heridas, y sucias.

Las ciudades abandonadas a su suerte y heridas

permanecen solitarias con las luces encendidas.

Ya no hay caminos, ni senderos, ni dirección

solo atajos de corrupción, envidia y ambición.

Los agujeros negros esperan implacables

tragarse la existencia con sus oscuras fauces.

Los recién nacidos okupan la vida inocentes

sin saber que ya no hay placenta que los sustente.

Una pandemia de desidia e ignorancia insana

se ha apoderado de las extraviadas mentes humanas.

El virus crece infectando la tersa rosa piel

y calando hasta los huesos podridos a tropel.

Las toxinas campan a sus anchas y se enredan 

entre pulmones y venas al grito de sálvese quien pueda.

Las tribus se desplazan de las guerras a otras guerras

y son desplazados a la xenofobia y las destierran. 

Las TV vomitan la resaca de competidoras audiencias

publicitando tertulias de filósofos sin experiencias.

Los/as LGTB salen desbocados/as de los armarios de su habitación

tras largos años de cultivada y sembrada marginación.

Los supermercados siguen descongelando tomates a la venta

con precios de caviar y langosta como si fuera en una reventa. 

La vida sigue y ya no queremos darnos cuenta.

Vagamos sin cesar ante tanta indiferencia.

La libertad de expresión anega los juzgados y

todos acuden al estrado con su bufete de abogados.

El Paraíso es ya una descolorida y fábula efímera

donde Eva y Adán están roncando dormidos en el sofá.

La Factura de todo esto la paga siempre el contribuyente

con la luz, el agua, el petróleo, la despensa, y lo siguiente.

Las mujeres cansadas de tanta violencia

ya no confían en los hombres ni en su supuesta inteligencia. 

El amor es un corazón envuelto en papel de regalo del Corte Ingles.

Mientras una mitad del mundo duerme soñando ilusiones

la otra mitad despierta sin atender a razones. 

Continuara…jam